viernes, 29 de abril de 2022

LINGÜÍSTICA

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¿Por qué "y" y no "i"?

El siguiente artículo, convenientemente modificado, lo redacté hace tiempo ya en facebook cuando un contacto me lanzó una pregunta bastante divertida:

"Por qué en castellano hemos adoptado para la conjunción copulativa una letra, cambiándole además su fonema habitual? ¿cuál es su pequeña historia?

Es decir, ¿por qué "y" y no "i", por ejemplo "tres i cuatro"?

Esto fue lo que respondí:

"Y" procede del et latino. Con ese mismo origen lo tenemos en gallego, catalán, francés o italiano. En castellano es la única que ha sobrevivido de las varias fórmulas que existían en latín. En la Edad Media convivían la forma "et", muy habitual, y "e", que actualmente solo ha sobrevivido ante palabras que comienzan por i-, para evitar cacofonía. En el Poema del Mío Cid nos encontramos "e", pero también la nota tironiana, una especie de 7 pequeñito, que luego se convirtió en &. Su pronunciación latina "et" pasó al castellano de esa forma, que probablemente se relajó inmediatamente en "ed", con una d muy suave, y finalmente desapareció, para quedarse en "e" y evolucionar a la actual "y".

Pero esta forma era problemática, porque en la Edad Media "y" se utilizaba con el significado de "allí". En las ediciones actuales medievales, para diferenciar ambas, se suele utilizar ý, con tilde, para indicar el adverbio. Posteriormente, la "y" y la "i" se utilizaron indistintamente en letra inicial: por ejemplo, Ysabel, la Reina Católica, hasta que en el siglo XVIII, la Academia, con sus primeras normas, estableció que la "y" solo como consonante y final de palabra cuando antecede vocal (no siempre, por ejemplo samurái, pero esta es otra historia), además de la conjunción. Así tenemos buey, Uruguay. La razón es sencilla, ya que en estos casos se trata de una semivocal, que, entre vocales, cuando pluraliza, se convierte en la consonante y (buey – bueyes).

 

Precisamente esta semiconsonante (si le sigue vocal), es lo que da lugar al sonido consonante actual de la "y". Casi todas las que hay en español proceden de una i más vocal en latín: iacere, yacer; iam, ya; iugum, yugo. Esa i inicial en castellano también podía proceder de una e abierta, por ejemplo: éremus > iéremo> yermo, que es la evolución habitual de esta palabra (faltan muchos pasos intermedios, además de la correcta representación de sonidos que aquí no puedo poner). Incluso en castellano siguió esa tendencia, como vemos en los populares yerba, yerro, procedentes de -, y si no los tenemos es porque la academia decidió prestigiar las formas hie- frente a las ye- en estos casos. 


Esto es lo que se dice en el dicc. de Autoridades, primer diccionario que hizo la Academia en la primera mitad del siglo XVIII: "Lo mismo sucede quando la I sirve de conjunción, en cuyo caso se ha resuelto también usar de la Y". 


En la primera ortografía de la Academia, donde se fija la primera normativa, tenemos que en los diptongos se reserva la i para cuando esta va acentuada, "oído, aína", y la y para los diptongos en que la i no lleva "fuerza": "ayre, Alcayde". Así distinguen ley de leí, rey de reí. Copio lo que dice esta primera ortografía:  

"La mayor dificultad está en resolver con qual de las dos i y se deba escribir, quando es conjuncion: en lo antiguo la conjuncion era e, y el uso la mudó en I: la razon de esta mudanza solo se puede atribuir á la suavidad de la pronunciacion: únicamente nos ha quedado la "e" en aquellas ocasiones, en que la colision con otra I origina cacophonía, que sucede quando la siguiente palabra empieza con I, como Pedro, y Ignacio, en cuyos casos conservamos la e, diciendo Pedro, é Ignacio; en los demás casos usamos siempre de la I; pero mudada ya la sylaba, ó la partícula conjuntiva de e en i, queda la duda con qual de las dos i y se deba escribir. En los libros antiguos se halla comunmente escrita la conjuncion con la I Latina, y esto es muy conforme á nuestra regla: porque en este caso la i es vocal, y forma sylaba, assi parece que se debia escribir I; pero esto no obstante, el moderno uso comunmente recibido, escribe siempre la conjuncion con la Y Griega, y está tan recibida esta cifra, que si algun delicado Crítico quiere, armado de su razon, y de antigua autoridad, usar en este caso de la i Latina, se le mira como extravagante: aunque si se procura buscar razon de la mudanza, solo se pordrá discurrir la debilíssima de ser la y Griega mas garbosa que la i Latina; pero mucho mas vence el uso comun: de cuyos antecedentes se forman las siguientes reglas: [...] Siempre que la Y es partícula conjuntiva, se debe escribir Y Griega, como Pedro, y Pablo, dixo, y fuesse". 

Es decir, la explicación, como bien dicen, está en el uso que había en ese momento. La Academia siempre ha tenido el uso como una de las máximas guías. También llama la atención el hecho de que considerasen la Y como más "garbosa". Hay que tener en cuenta que la poca normativa que hay hasta la aparición de la academia la ponen los impresores: supongo que una especialización de la Y, de forma aislada, convendría para distinguirla mucho de la I que se podría confundir con otros usos, por ejemplo, el número romano tanto en minúscula como en mayúscula. 

Si queréis consultar la ortografía primera, muy interesante por otro lado,

y esto que he copiado está en las páginas 167 en adelante. 

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