Herrojo / antuzano
Solución de wordle
Solución a los wordle 104 y 105 del 8 de junio.
Ambas palabras están unidas lingüísticamente por lo que se conoce como etimología popular. Son errores que cometen los hablantes a partir de un falso origen que le atribuyen; pero en lengua es aplicable el dicho de que el cliente siempre tiene razón, porque al fin y al cabo es el cliente, los hablantes, los que imponen la realidad. Sigo principalmente a Corominas y Menéndez Pidal en este artículo.
Herrojo es, desusado, lo mismo que cerrojo. Veremos que en este artículo nos vamos a proveer de un puñado de palabras muy jugosas para scrabble por la puntuación que nos darán, además de constituir a menudo scrabbles únicos. Herrojo procede de *ferrojo, que no es válida por no estar en el diccionario. Todas ellas, más cerrojo, están emparentadas con verrojo, también válida.
La relación entre el cerrojo y la vara de hierro para ensartar la carne era evidente, y de ahí la denominación del verrojo. Como el verrojo servía para cerrar, la población empezó a cambiarlo por cerrojo. Pero como también estaba hecho de hierro (ferrum), la asociación con el antiguo *ferrojo > herrojo fue igualmente posible (f inicial latina se aspira, se enmudece y queda la h como marca ortográfica).
En scrabble jugamos a menudo "uzo", evolución del latino "ostium", que significaba 'puerta'. El "ante ostium", que evolucionó a antuzano, era literalmente el 'espacio anterior a la puerta'. Lo de antuzano al pueblo le empezó a parecer un error, porque ellos siempre veían en lo alto a estos edificios señeros, así que "corrigieron" y esta palabra, con el tiempo, pasó a ser el altozano, mediante disimilación de las dos n (disimilación es el proceso por el que se elimina el parecido de dos o más sonidos iguales próximos, alterando uno de ellos).
En buena parte de América, como en Venezuela, queda la idea de altozano como atrio de una iglesia, pero en España el espacio debió de perder su funcionalidad o su peso específico, y la palabra altozano se destinó para indicar un cerro o monte de poca altura en terreno llano, de los que tanto abundan en Castilla. La literatura de Miguel Delibes discurre entre altozanos, cerros, cuetos, oteros, alcores y atalayas entre otros tipos de elevaciones sobre el terreno.