miércoles, 18 de mayo de 2022

 

Mesillo / menstruo


Solución de wordle

Solución a los wordle 54 y 55 del 17 de mayo.


Ayer hablábamos en las soluciones a los wordle de dos de las raíces que usamos habitualmente para referirnos a nuestro satélite natural, luna y selen(ita). Faltaba una tercera muy importante, y es a la que nos referimos hoy. Mesillo y menstruo (sin tilde, ojo, "menstrúo" es del verbo "menstruar", y por supuesto, están relacionadas) comparten la raíz del significante mes, que significa tanto 'luna' como 'mes', como veremos a continuación.

"Mes" procede del latín "mensis", haciéndolo evolucionar del acusativo mense(m), como la inmensa mayoría de las palabras en castellano: la "ns" se reduce a "s" en los primeros siglos del castellano o incluso antes en protorromance, muy habitual en este grupo. Aunque las -e final se pierden durante el siglo XIII (tras las consonantes de RoSaLiNa DíaZ,), lo más probable es que "mes" perdiera su –e final muy al principio del nacimiento del idioma, por desgaste, anterior incluso al siglo XIII.

Mes y luna (los conceptos, no las palabras) comparten la misma etimología en indoeuropeo, porque en el fondo es la misma palabra. Por ejemplo, el traductor de google da para el lituano ménulis (luna) y ménuo (mes). Como comenté en un artículo anterior, el lituano está considerado uno de los idiomas más próximos a las reconstrucciones que se han hecho del indoeuropeo, lengua de la que se han reconstruido sus bases léxico-morfológicas a partir de las más antiguas lenguas europeas y algunas asiáticas. Como recordaréis de hace pocos artículos, casi todas las lenguas europeas más algunas asiáticas proceden en última instancia de esta hipotética lengua, en lo que se supone que fue un antiguo e importante movimiento migratorio desde Asia, que configuró las lenguas y buena parte de la población europea.
Esta similitud entre ambos significados, 'mes' y 'luna', se observa por ejemplo en inglés, alemán, checo (es la misma palabra según el traductor de google) o griego clásico: men-menos, 'luna' (pero también mes lunar) y mené-menés, 'mes'.

Por tanto, se puede reconstruir para estos conceptos una base común en indoeuropeo que contenga m-n, con diversas variaciones en los timbres vocálicos intermedios, algo así como "mehins" o "mê", con la e nasal, pero es la misma palabra.

En latín se dio la separación, puesto que la raíz indoeuropea se conservó para "mes", pero tomaron “luna” para el satélite, y por ello el italiano, rumano, español, portugués, etc., tienen este significante o derivados.

La asociación entre mes y luna es lógica. En muchas culturas el calendario se basaba en el ciclo lunar, incluso en la nuestra, aunque diversos reajustes dieron posteriormente meses de 30 días, supongo que por redondear, y porque los 365 días y pico del año solar no se corresponde con múltiplos del ciclo lunar, que no es cada 28 días solares, sino más o menos cada 28 días y medio (y encima hay dos formas de medirlo). En fin, todo se redondea y se trata de ajustar al máximo el ciclo solar con el lunar. Probablemente las semanas tengan siete días ("septimana", 'siete días') porque sea el divisor de 28 más manejable. El calendario musulmán o inca son plenamente lunares. El chino y el judío tratan de acomodar tanto el ciclo solar como el lunar. Y en el nuestro el que manda es el sol, aunque con reminiscencias lunares, como se ve en la división por meses o algunas fiestas cristianas.

En cuanto a la simbología, en muchas culturas la noche está asociada a la mujer, a través de la luna, relacionando los ciclos menstruales y lunares, que supongo que en este caso no será mera casualidad. La propia palabra menstruación tiene el mismo origen que mes, es decir, luna. De la luna también dependen las mareas, y en algunas culturas hay asociados ritos de fertilidad a la luna y las olas, como por ejemplo en Galicia, procedente de ritos celtas. Por eso es habitual en muchas culturas la asociación de la mujer con la noche, la luna y la hechicería, y por otro lado el sol y el día, por contraposición, se asocian al hombre.

Derivados de mes tenemos mesada, mesero y la del wordle de hoy, mesillo, que es la primera menstruación tras el parto. A partir del cultismo "mens-" nos llegan mensual, mensil, menstruación y la otra clave de los wordle, menstruo (sin tilde), que obviamente significa la acción de menstruar y todo lo relativo y perteneciente a ello, así como la sangre resultante de la menstruación. "Monstruo" no está emparentada con esta palabra, a pesar de su paronimia. También tenemos los habituales bimestral, trimestral, semestral, sietemesino, docemesino, duomesino, etc.

Y derivados del griego, “men”, existen también algunas palabras sorprendentes, como menisco “media luna”; menispermáceo (botánica); menologio (martirologio ordenado por meses). Y sobre todo, relacionando mes, luna y mujer, aparecen "menopausia", y los contrapuestos, "menorragia" y "menostasia". También en la misma familia léxica, "amenorrea", "dismenorrea", "catamenial" y "emenagogo".

Sirva este artículo para hablar de forma natural de las palabras regla, el mes, el periodo, el ciclo, la menstruación y cuantas otras denominaciones, más o menos eufemísticas, se han dado a un hecho fisiológico y psicológico, tabú durante largo tiempo, probablemente por tratarse de un hecho natural exclusivo de las mujeres. En España, la reciente reforma de la ley del aborto ha ido más allá y ha procurado ampliarlo al derecho a la salud menstrual y el más fácil acceso a la anticoncepción.

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