viernes, 17 de junio de 2022

 

Ahidalgar / hideputa


Solución de wordle

Solución a los wordle 122 y 123 del 16 de junio


Ambas palabras están relacionadas, tanto por composición y formación, como por su antonimia.


El verbo "ahidalgar" es casi seguro que nunca existió en castellano. Sí tiene presencia el adjetivo “ahidalgado” y el adverbio “ahidalgadamente”, pero no hay, en los repertorios consultados, presencia de ninguna forma conjugada de ese supuesto verbo. En el diccionario de la RAE debuta el verbo en 1956, cuando el adjetivo y el adverbio ya están presentes en “Autoridades” en 1726. En el diccionario de Covarrubias no hay rastro y Corominas tampoco hace mención al supuesto verbo en su diccionario histórico. Tampoco aparece en el tomo histórico de la Academia en 1936, a pesar de que se recoge tanto ahidalgado como ahidalgadamente. 

¿Qué ocurrió? Donde sí aparece es en varios diccionarios bilingües. Así, está en diccionarios español – francés, español – italiano, español – inglés, español – alemán en los siglos XVII y XVIII. Probablemente no fue más que la inclusión de un falso derivado regresivo a partir del adjetivo "ahidalgado", supuestamente participio. El primero que lo recoge es Palet en 1604, en su diccionario español – francés, y probablemente a partir de ahí el término lo copien los demás. Por tanto, el verbo se expande por este tipo de diccionarios, pero sin vida real. Y casi seguro que en 1956 los encargados de confeccionar el léxico del diccionario lo recuperaron de estos diccionarios históricos.

Ahidalgado y ahidalgadamente viven su esplendor en época cervantina, enmarcándose su uso entre 1550 y 1641, momento en el que ya no se registra más. Autoridades define ahidalgado como 'el que en su trato y costumbres tiene nobleza, esplendor, bondad y otras calidades, que son proprias de los hombres de nacimiento ilustre'. En la actualidad, el adjetivo ha adelgazado un tanto su significado: "Dicho de una persona: Que se comporta como hidalga. Dicho de una cosa, de una costumbre o de una acción: Noble y caballerosa". “Ahidalgadamente” Autoridades ya la califica como voz anticuada.

Hidalgo procede de la composición "hijo de algo". "Hijo" tiene su origen en el "filium" latino, que significa 'hijo', y este origen queda patente en cultismos como filiación, filial, filiar y afiliar. Como palabra patrimonial, en su evolución la f > h, con aspiración y posterior enmudecimiento. Por otro lado, la l + yod (i + vocal en diptongo), en circunstancias normales se convierte, tras una larguísima evolución con pasos sonoros intermedios, en nuestro actual sonido "j". 

La reducción de "hijo" o "fijo" a "hi", "fi" es muy habitual desde inicios del idioma en expresiones compuestas, caso de ambas palabras que nos ocupan, especialmente cuando se trata de injuriar: hi de puta, hi de perro, hi de ruin y otras similares. El español siempre innova cuando de insultar se trata. Probablemente sea un calco del idioma árabe, que anteponía "ibn", cuyo significado era 'hijo', más un sustantivo.

Por este calco, no siempre se trataba de difamaciones: hijo del naipe, hijo de la gran suerte, o hidalgo, es decir hijo de algo. Los historiadores de la lengua fluctúan entre que ese "hi d'algo" podría ser 'hijo de persona de valer' o 'hijo de persona de fortuna, ricohombre'. En cualquier caso el significado es muy próximo.

Siguiendo con los hijos, en España es habitual la expresión "hijo mío", con un difuso valor ponderativo. En América se prefirió la inversión, "mi hijo", de donde resulta la contracción, mijo, y después el apelativo *mijito, que no están recogidas en el diccionario, pero sí el verbo "mijitear", 'tratar con familiaridad no justificada', en Chile.

Como siempre que se trata de insultos o palabras malsonantes, al menos en España, todo depende del contexto y la intencionalidad con que se exprese. Hideputa, 13 veces en El Quijote, aparece como duro insulto, pero también como una simple exclamación, sin intención difamatoria. Incluso puede ser un halago, como ocurre frecuentemente con los insultos españoles. Así le responde otro "caballero" a Don Quijote:

- ¡Oh, qué mal se le entiende a vuesa merced -replicó el del Bosque- de achaque de alabanzas, señor escudero! ¿Cómo y no sabe que cuando algún caballero da una buena lanzada al toro en la plaza, o cuando alguna persona hace alguna cosa bien hecha, suele decir el vulgo: "¡Oh hideputa, puto, y qué bien que lo ha hecho!", y aquello que parece vituperio, en aquel término es alabanza notable? Y renegad vos, señor, de los hijos o hijas que no hacen obras que merezcan se les den a sus padres loores semejantes.

Constituye el párrafo anterior el ejemplo más primario y simplificado de parresia, figura retórica que consiste, según el diccionario de la RAE, en la "apariencia de que se habla audaz y libremente al decir cosas, aparentemente ofensivas, y en realidad gratas o halagüeñas para aquel a quien se le dicen". En cualquier caso, y no solo hablo de parresia, en España como se ve últimamente es muy fácil pasar de ser un hidalgo a ser un hideputa (y viceversa).

De hidalgo o su familia léxica no pondré ninguna cita, pues aparece 91 veces en el texto, así que bastará con abrir el libro y en unas páginas seguro que encontrarás una cita sobre hidalgo o hidalguía. De su familia, estas son las palabras que aparecen en DLE:

PALABRAS A RETENER EN SCRABBLE:

Ahidalgar, hideputa, hi, fi, ricohombre, mijitear, parresia.

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