Laureola / apolinar
Solución de wordle
Solución a los wordle 102 y 103 del 7 de junio.
La relación entre ambas palabras está basada en la mitología, en la transformación de Dafne en laurel cuando era perseguida por Apolo, para un "acto" que hoy sería bastante reprobable y estaría penado con no menos de 15 años de cárcel, por muy dios que fuera el tipo, pero cuya historia forma parte de la humanidad y sobre todo de la mitología clásica.
La foto no es de un laurel, en lo que se convirtió Dafne perseguida por Apolo, pero cada vez que la he visto no he podido más que recordar el mito:
Cupido, desprestigiado por Apolo, se venga de este. Como el amor es más poderoso que las armas, lanza una flecha de oro, del amor, a Apolo, que se queda perdidamente enamorado de Dafne; a esta, Cupido, le lanza la flecha del odio, de plomo. Persigue uno y huye otra. Finalmente ella se convierte en laurel para huir de los deseos del dios. Desde entonces el laurel pasa a ser el árbol de Apolo (en realidad es un arbusto), y corona la cabeza de quienes merecen los honores, entre otros los vencedores de las antiguas olimpiadas (que se hacían en honor de Zeus, sin embargo). A esa corona de laurel como premio precisamente se le llama "laureola", o "lauréola". Podríamos decir que desde entonces el laurel es el arbusto o emblema apolinar o apolíneo, relativo al dios Apolo; y apolo, en minúscula, es un hombre de gran belleza en el diccionario. Los poetas, hijos de Apolo, son apolonidas o apolónidas
Apolinar es también un hereje que en el siglo IV negaba la naturaleza humana de Jesucristo, y por ello están recogidos en el diccionario apolinarismo, apolinarista. Sin embargo, de la desdichada Dafne, nada se dice en el diccionario.
Así lo cuenta Garcilaso de la Vega en uno de sus mejores sonetos, a principios del siglo XVI, retomando la temática del amor platónico o amor imposible, de la que tanto gustaba esta época:
A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu'el oro escurecían;
de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo 'staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
Es un tema repetido en la literatura, la pintura y la escultura. En Shakespeare, por ejemplo, hay ecos del mito en el Sueño de una Noche de Verano, su mejor comedia. Dejo también aquí los versos correspondientes a la transformación que recoge Ovidio en sus Metamorfosis, el libro fundamental para adentrarse en la mitología clásica, accesible por internet:
"Del que más iba a hablar con tímida carrera la Peneia
huye, y con él mismo sus palabras inconclusas deja atrás,
entonces también pareciendo hermosa; desnudaban su cuerpo los vientos,
y las brisas a su encuentro hacían vibrar sus ropas, contrarias a ellas,
y leve el aura atrás daba, empujándolos, sus cabellos,
y acrecióse su hermosura con la huida. Pero entonces no soporta más
perder sus ternuras el joven dios y, como aconsejaba
el propio amor, a tendido paso sigue sus plantas.
Como el perro en un vacío campo cuando una liebre, el galgo,
ve, y éste su presa con los pies busca, aquélla su salvación:
el uno, como que está al cogerla, ya, ya tenerla
espera, y con su extendido morro roza sus plantas;
la otra en la ignorancia está de si ha sido apresada, y de los propios
mordiscos se arranca y la boca que le toca atrás deja:
así el dios y la virgen; es él por la esperanza raudo, ella por el temor.
Aun así el que persigue, por las alas ayudado del amor,
más veloz es, y el descanso niega, y la espalda de la fugitiva
acecha, y sobre su pelo, esparcido por su cuello, alienta.
Sus fuerzas ya consumidas palideció ella y, vencida
por la fatiga de la rápida huida, contemplando las peneidas ondas:
«Préstame, padre», dice, «ayuda; si las corrientes numen tenéis,
por la que demasiado he complacido, mutándola pierde mi figura».
Apenas la plegaria acabó un entumecimiento pesado ocupa su organismo,
se ciñe de una tenue corteza su blando tórax,
en fronda sus pelos, en ramas sus brazos crecen,
el pie, hace poco tan veloz, con morosas raíces se prende,
su cara copa posee: permanece su nitor solo en ella.
A ésta también Febo la ama, y puesta en su madero su diestra
siente todavía trepidar bajo la nueva corteza su pecho,
y estrechando con sus brazos esas ramas, como a miembros,
besos da al leño; rehúye, aun así, sus besos el leño.
Al cual el dios: «Mas puesto que esposa mía no puedes ser,
el árbol serás, ciertamente», dijo, «mío. Siempre te tendrán
a ti mi pelo, a ti mis cítaras, a ti, laurel, nuestras aljabas.
Tú a los generales lacios asistirás cuando su alegre voz
el triunfo cante, y divisen los Capitolios las largas pompas.
En las jambas augustas tú misma, fidelísisma guardiana,
ante sus puertas te apostarás, y la encina central guardarás,
y como mi cabeza es juvenil por sus intonsos cabellos,
tú también perpetuos siempre lleva de la fronda los honores».
Había acabado Peán: con sus recién hechas ramas la láurea
asiente y, como una cabeza, pareció agitar su copa".
PALABRAS A RETENER EN SCRABBLE:
Laureola, apolinar, apolo, cupido, apolónida, apolinar, nitor, aljaba, intonso, peán
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